CE «El aparente retroceso del populismo en América Latina» (ELVi LV2 2018)

El aparente retroceso populista en América Latina

La derrota del kirchnerismo en las presidenciales de Argentina de 2015, la del chavismo en las legislativas en Venezuela ese mismo año y la de Evo Morales en el referéndum de Bolivia empezaron a crear esa falsa sensación, la de que el populismo se encontraba, y se encuentra, en decadencia y en retirada en una región donde la mayoría de las elecciones están trayendo derrotas de gobiernos cercanos o vinculados al “socialismo del siglo XXI”. Las dificultades crecientes del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela desde 2016, o la ajustada victoria de Lenín Moreno en Ecuador en 2017, no han hecho sino confirmar esta sensación, más allá de que se haya producido la abrumadora reelección de Daniel Ortega en Nicaragua.

En realidad, lo que está aconteciendo en el panorama político latinoamericano es la cuesta abajo de una “cierta” forma de gobernar. En 2015, la victoria de Mauricio Macri frente al peronista Daniel Scioli empezó a abrir una nueva etapa en la región, marcada por el arribo de gobiernos de centroderecha. La victoria de Jimmy Morales frente a la “socialdemócrata” Sandra Torres en Guatemala, y el triunfo en las legislativas venezolanas de la Mesa de Unidad Democrática ante el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, no hicieron sino reforzar esta idea.

Como apunta el politólogo Steven Lavitsky : “(Este) retroceso… tiene dos causas principales (siendo) primero el desgaste natural después de haber gobernado por tres  o cuatro periodos presidenciales. Después de tres periodos, los gobiernos pierden los reflejos políticos; se distancian de la gente, y muchas veces, crece la corrupción. Aun cuando no son muy corruptos (como en el caso de la Concertación en Chile), la gente se cansa. Tarde o temprano, el desgaste afecta a todos los gobiernos. Doce años (Argentina) o trece años (Brasil) en el poder es mucho. Nada es permanente en la democracia. Nadie gobierna para siempre.”

El populismo, en su versión adscrita al “socialismo del siglo XXI”, está atravesando un claro retroceso, mucho más marcado a partir de 2013 tras haber experimentado indudables progresos desde 2005. Hugo Chávez estuvo durante seis años (1999-2005) muy solo en América Latina, más allá de su alianza con la Cuba de Fidel Castro. A mediados de la pasada década, el proyecto chavista empezó a ganar aliados en la región: Evo Morales en Bolivia en 2005, Daniel Ortega en Nicaragua en 2006 y Rafael Correa en Ecuador en 2007. Hasta 2009 esa propuesta “antiimperialista” y anti-neoliberal de Chávez (plasmada en el ALBA, en Petrocaribe etcétera) siguió expandiéndose con nuevos aliados como Manuel Zelaya en Honduras o Fernando Lugo en Paraguay. Además, contaba con la comprensión de Lula da Silva en Brasil y con la cercanía de la Argentina kirchnerista.

Las ultimas derrotas, o claros retrocesos, indican el inicio del declive de este tipo de alternativas, frente al giro o predominio de los partidos, movimientos y lideres de centroderecha y la emergencia de otra clase de liderazgos demagógicos y populistas ahora ajenos a la tendencia adscrita al “socialismo del siglo XXI”. Unos nuevos populistas que, como describe Flavia Freidenberg en su estudio ya clásico, La tentación populista, reúnen una serie de características muy marcadas : “El populismo (es) un estilo de liderazgo que se caracteriza por la relación directa, personalista y paternalista entre líder-seguidor, en la que el líder no reconoce mediaciones organizativas o institucionales, habla en nombre del pueblo y potencia discursivamente la oposición de éste con “los otros”; donde los seguidores están convencidos de las cualidades extraordinarias del líder y creen que gracias a ellas y/o al intercambio clientelar que tienen con él (tanto material como simbólico) conseguirán mejorar su situación personal o la de su entorno”. 

El populismo vinculado al “socialismo del siglo XXI” puede haber detenido su extensión o estar en retroceso, pero el populismo en general, el ahora adscrito a posiciones ms unidas a planteamientos de la derecha del espectro político, tiene anti sí nuevas oportunidades optimas para desarrollarse, ya que las condiciones políticas y socio-economicas que explicaron el anterior auge populista (él de la pasada década) se siguen dando, de una forma u otra, en la actual conyuntura.

D. Llorente y Cuenca, D+i desarrollando ideas, 14 de septiembre de 2017