Vida cotidiana en la posguerra (CE-B1)

Vida cotidiana en la posguerra

vida cotidiana posguerraToda la casa desfilaba un momento u otre delante de la abuela Mercedes, que a primera hora de la mañana ya estaba sentada en su trono cerca del fuego, con la cesta de labores en el suelo, la larga falda hasta los pies, el pañuelo negro en la cabeza … y la gafas en la punta de la nariz. No se movía ni para comer. Le dejaban los platos en una banqueta … mientras los demas ocupaban la mesa y comían … Los hombres no se movían ni para buscar un vaso de agua, ni para bajar a llenar las botellas de vino… Todo tenía que estar a punto cuando los hombres llegaban del campo o de los establos. Algunas comidas transcurrían en un silencio total, con la crepitación de los troncos comidos por el fuego como único ruido. Las preocupaciones parecían agobiar a los hombres … El mundo de los adultos …, sobre todo los hombres que lo señoreaban todo con su grosería, su suciedad, sus zuecos, su retraimiento, su adustez … El mundo de las mujeres era más amable y gracioso, pero no era autónomo, giraba siempre en torno de los hombres: sus comidas, sus meriendas, su ropa … su humor, sus cambios, sus órdenes, sus invitados, sus amigos, su limpieza, sus silencio … Las mujeres no disponían de tiempo para ellas, no podían parar en todo el día de dar vueltas en el círculo de los hombres, todo el día preparando la llegada de los hombres, la salida de los hombres, la ausencia de los hombres, las necesidades de los hombres … Algún día, en algún momento, se abría un espacio en que coincidían dos o tres mujeres en un descanso, unos minutos a media mañana, un rato a media tarde, por la noche, cuando los hombres salían despues de la cena o subían a descansar y dejaban solas a las mujeres y a la chiquillería, y entonces se podían escuchar suspiros, risas, confidencias, secretos, lamentos, deseos, recomendaciones … todo en voz baja a media voz, susurrando junto al oido.

Emili Teixidor, Pan Negro, 2004.